jueves, 5 de noviembre de 2009

Vórtice del tiempo II


Y ésto era lo que la chica intentaba escribir:

"Era fácil para ella. Ella era la destrucción. Era fácil destruirlo todo, hacer su trabajo y seguir hacia delante.

Por eso le dieron un cuerpo humano, una familia humana, un corazón humano.

Sabían que sólo era cuestión de tiempo que se planteara su verdadera procedencia, el derecho que tenía a hacer todo eso. Cuestión de tiempo, que deseara el éxito, conocer el amor, tener un trabajo normal.

Y custión de tiempo que olvidara.

Pero la diosa del Destino estaba también esperándola, hablándole en sueños:

"Si las cosas no acaban, si no sigues tu camino, ellos también acabarán perdiéndose a sí mismos."

La destrucción olvidó de todas maneras.

Lo primero que te enseñan en este mundo, es a que no te consideres tan importante.

Un amigo murió. Era alguien a quien no veía desde su infancia. Se despertaron multitud de recuerdos, cosas que habían hablado, vivido juntos.

Le hizo recordar, volverse de nuevo a sus sueños.

Su ira interior creció. "Nunca nada será lo mismo. Todo parece igual exteriormente, pero sé que dentro de mí nada será lo mismo. Ya no podré mentirme a mí misma sobre algunas cosas."

"Olvida, olvida de nuevo", le gritaban las voces roncas de aquellos que el destino ya había decidido hace mucho mucho tiempo dejar atrás, y que se resistían a perder a su presa.

De esa manera, sin saberlo, accionaron el mecanismo en su interior que le permitía acabar con todo aquello que su verdadera alma considerara necesario acabar. De esa manera, las mismas fuerzas que habían intentado atraparla sellaron su propia destrucción.

"Estas cosas eran mentira, no volveré a pensar en ellas,
merezco mi dignidad", se dijo, inconsciente de las consecuencias. Como alguien que pisa un hormiguero sin darse cuenta."

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