
Ellos dicen que nos lo merecíamos
No habíamos escuchado el grito
de sus madres, ni las bombas
continuas en los oceános
de arena.
Nos lo merecíamos, por un día,
saber del dolor, del miedo
la desconfianza y del odio.
Nos lo merecíamos
Pero en los ojos de las mujeres
y hombres árabes que
vivían aquí, vimos nuestro
mismo miedo,
la misma desconfianza
y el mismo dolor.
Culpa de un gobierno ciego,
¿quiénes somos nosotros,
quiénes son ellos?
de gobiernos sordos.
Lo intentamos,
sabe Dios que seguimos
haciéndolo.
Ellos decían
que nos lo merecíamos.
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